EL ARTE DE CONSTRUIR UN EQUIPO DE ALTO RENDIMIENTO

Por: Dra. Carmen Teresa Loaiza
Consultor en Gestión Humana y Organización.
Profesor Titular de La Universidad del Zulia. Maracaibo Venezuela.
Coach Profesional Certificado Internacional. Facilitador Conferencista.
Presidente Vencoach.

Cuando en consultoría hablamos de TRABAJO EN EQUIPO, estamos conscientes del desafío que implica acompañar el rol del liderazgo. El ser humano está llamado a construir de la mano de otros, y por ello el fenómeno de los equipos exitosos ha sido estudiado a lo largo de la historia. Hablamos de un proceso dónde la diversidad está presente y eso ya lo constituye en un reto.

¿Pero cuáles son los elementos que se requieren para alcanzar un equipo valorado, motivado y capaz de contribuir al logro de los objetivos, en un ambiente pleno de diversidad y complejidad?

El trabajo en equipo requiere de varios elementos:

PROPÓSITO: El líder debe exponer a los miembros del equipo un claro propósito que movilice la energía y la trascendencia del equipo, con el cual se sientan identificados y que signifique para TODOS alcanzar bienestar y productividad.

CONFIANZA: La construcción de la confianza entre los miembros del equipo es determinante para su desarrollo. Esto requiere habilitar en el equipo competencias para su desempeño y seguridad, brindar respeto, cercanía, escucha y empatía en el proceso, modelar conductas y valores ejemplares que dignifiquen la relación y habilitar sentido de responsabilidad compartida en un ambiente grato, donde el equipo se sienta confiado de pertenecer.

RELACIONES: Por otra parte, el buen manejo de las relaciones es un arte en el dominio de lograr equipos eficientes, donde la autonomía responsable se fomente y se den espacios de participación. Todo ello apuntando al aprendizaje en un ambiente de apoyo y de dirección basada en el acompañamiento, con metas y objetivos claros. Esto quiere decir que el líder se convierte en
un compañero confiable y en un miembro más del equipo.

Para ello, el líder fomenta la necesidad de interdependencia, donde todos aprenden a necesitarse y a complementarse, respetando y valorando las competencias y habilidades. Dedican e invierten tiempo en la relación, en conocerse, en aceptarse y en sostener conversaciones que van más allá de los espacios laborales, dentro de los límites saludables acordados (reglas, normas, estructura). El compromiso se fomenta a través del modelaje, se construye día a día con acciones de empatía, de trabajo impecable, con calidad y excelencia, con acciones de mejoramiento continuo que desafían el estado actual de las cosas y que eleva la autoestima colectiva.

ELEMENTOS QUE PUEDEN OBSTACULIZAR EL ADECUADO DESEMPEÑO DE UN EQUIPO:

CULPABILIZACIÓN. Cuando el estilo de liderazgo se sustenta en culpar a otros, en encontrar el error y señalarlo o, más grave aún, cuando jugamos a alimentar nuestro ego con frases como: “te lo dije”, “yo lo sabía, “viste, eso fue lo que te advertí”, surge una suerte de miedo en el colaborador, que lejos de contribuir al aprendizaje lo convierte en parálisis mental, impidiendo así
la evolución y desarrollo del ser.

DESCALIFICACIÓN. Cuando descalificamos desde el lenguaje, la corporalidad o la emocionalidad, el miembro de equipo se siente disminuido, comienza a cuestionar su autoestima y a sembrar dudas sobre sus posibilidades. Esto es altamente destructivo para el logro y sano desarrollo del miembro de equipo.

BAJA MORAL. Cuando el líder promueve o permite que la baja moral se fomente, a través de conversaciones tóxicas, a través de acciones desalentadoras, siendo cómplice de la resignación o el resentimiento, el equipo merma su sentido de logro y se desintegra.

AGENDAS OCULTAS O FALTA DE TRANSPARENCIA. Las conversaciones no claras, los acuerdos a espaldas del miembro del equipo, pueden generar la temida desconfianza, el dolor de no pertenecer y de no ser respetado.

Estos elementos que representan una amenaza se pueden convertir en una oportunidad para el liderazgo y para el equipo. Construir el desempeño destacado es posible. Resulta importante colocar la mirada en esos elementos perturbadores del trabajo en equipo y estar alertas a sus primeras apariciones para actuar, en estado de ambición, y convertirlas en oportunidades.

Para ello es necesario: Cambiar la culpa por la Confianza, la Descalificación por el Reconocimiento, la Baja Moral por Autoestima Colectiva, por el Orgullo de Ser y Pertenecer y cambiar las Agendas Ocultas por Conversaciones Expansivas y Productivas.

En AZB, Consultores te acompañamos en este valioso proceso.

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